El periodo conocido como Oncenio corresponde a los sucesivos gobiernos del ex presidente de la República Aristocrática, Augusto B. Leguía, entre los años 1919 y 1930, los cuales representaron un cambio radical al interior de nuestra política y el nacimiento del Estado moderno en el Perú, planteando un modelo de desarrollo alternativo al del excluyente orden «señorial» u oligárquico exportador, característico del civilismo que lo precedió en el poder.

En lo político, aprobó la Constitución Política de 1920, con el fin de afianzar el control del Estado, ampliando los períodos presidenciales de cuatro a cinco años. Se produjeron persecuciones a los diferentes sectores de la oposición, al punto de provocar la práctica desaparición de los viejos partidos. Asimismo, se llevaron a cabo acciones de control sobre la prensa, represión de los movimientos sindical y universitario, y la aprobación de la reelección presidencial, objetivo que logró concretar hasta en dos ocasiones, en 1924 y 1929.

Discurso del presidente de la República, Augusto B. Leguía
Fuente: Colección Guillermo Thorndike
Biblioteca Nacional del Perú

Presidente Augusto B. Leguía en inauguración de consultorio médico
Fuente: Colección Guillermo Thorndike
Biblioteca Nacional del Perú

En lo económico, se favoreció la apertura al capital extranjero, especialmente el norteamericano convertido en hegemónico, iniciándose una política de empréstitos con el objetivo de llevar a cabo grandes obras públicas, las cuales generaron el crecimiento desmedido de la deuda externa. Como consecuencia, esta política económica y los efectos de la crisis mundial en 1929 provocaron la caída de la popularidad del régimen y su derrocamiento.

Ceremonia de inauguración de la Plaza San Martín
Fuente: Colección Guillermo Thorndike
Biblioteca Nacional del Perú

Desfile de carros alegóricos como parte del carnaval en el Callao
Fuente: Colección Guillermo Thorndike
Biblioteca Nacional del Perú

El gobierno de Leguía llevó a cabo el proyecto de modernización y expansión de la ciudad de Lima a través de la construcción de avenidas, plazas y edificios públicos. A raíz de la celebración del Centenario de la Independencia, las colonias extranjeras afincadas en nuestro territorio –la alemana, italiana, francesa, española, china, japonesa, etc.– contribuyeron con donativos a este proyecto.

“Las colonias extranjeras en el Centenario. Ofrendas conmemorativas en el Perú”
Fuente: La Prensa, 6 de febrero de 1921.

Invitación a la fiesta de carnaval en el balneario de La Punta, en el Callao.
Fuente: La Prensa, 4 de febrero de 1921.

Baile en el Club de la Unión
Fuente: Colección Guillermo Thorndike
Biblioteca Nacional del Perú
Picnic Familiar
Fuente: Colección Guillermo Thorndike
Biblioteca Nacional del Perú

En lo social, el Oncenio estuvo marcado por la emergencia y movilización de nuevos sectores–medios y populares– a los cuales el régimen buscó favorecer con el objeto de consolidar una base sobre la cual sostenerse. Entre los inmigrantes, chinos y japoneses continuaron liderando, en número, seguidos por los estadounidenses que fueron más numerosos que los europeos, reflejando así la importancia que sus inversiones

Foto de grupo en despedida de soltera
Fuente: Colección Guillermo Thorndike
Biblioteca Nacional del Perú

La vida cotidiana de la población adoptó costumbres, gustos musicales, bailes, deportes y hasta alimentos de origen extranjero, que llegaban en medio de un clima de modernización que empezaba a transformarlo todo, incluso celebraciones populares como los carnavales.

Kermesse
Fuente: Colección Guillermo Thorndike
Biblioteca Nacional del Perú

El «Hotel de Inmigrantes» ofreciendo mano de obra calificada a los productores locales
Fuente: La Prensa, 12 de enero de 1921.